miércoles, 16 de marzo de 2011

Don Juan Manuel - Cumbre prosística del siglo XIV

Don Juan Manuel (1282 - 1348) nació en Escalona (Toledo) y gozó de una esmerada educación en las que se mezcló el estudio del latín y las leyes con el ejercicio de las armas. Hijo del infante de Castilla y de León Don Manuel y de Dña. Beatriz de Saboya, nieto de Fernando III y sobrino de Alfonso X el Sabio.


La importancia de su linaje así como la posesión de recursos, vasallos y tierras le permitieron desde muy pronto ocupar puestos políticos de relevancia.

Señor de numerosos territorios, fue uno de los nobles más poderosos de su tiempo. Murió en 1348, siendo enterrado en el convento de Peñafiel (Valladolid), fundado por él y en el que depositó su obra literaria.

De su vida dos rasgos sobresalientes influyen en su quehacer literario:

- devoción a los dominicos, para quienes funda el convento de Peñafiel.

- Su obsesiva y consciente ambición y deseo de fama.


Ambos rasgos se reflejan en sus escritos (sobre todo en los prólogos) y forman parte del marcado individualismo general.


Preocupado constantemente por un estilo propio, rechaza las citas de escritores anteriores; utiliza su propia autoridad para aclarar todo lo que dice; incluso cuando recoge anécdotas o contenidos de otros autores, suele modificarlos e insertarlos en su obra, presentándolos como experiencia personal o sucedidos a alguien de su entorno.

Trata de ser claro, sencillo y conciso. Cuida mucho la corrección de sus escritos y busca conscientemente mejorarlos.



Utiliza un léxico considerable y emplea palabras populares si se presenta la ocasión, consiguiendo una auténtica prosa castellana.


El didactismo es otro de los rasgos característicos de su estilo. Los cuentos son ilustraciones de ciertas enseñanzas. Su literatura se encuadra, pues, dentro de la tradición didáctica medieval.


Dos son las influencias que confluyen en él:


- oriental, árabe. Algunos de sus cuentos proceden de tales fuentes, así como la inclusión de su “yo” en los escritos.


- cristiana. Supone un contrapunto a la anterior, ligada a la influencia de los dominicos en su vida. De sus sermones toma datos para redactar los cuentos XXXI (Lo que ocurrió entre los canónigos y los franciscanos en París) y XIV (Milagro que hizo Santo Domingo cuando predicó en el entierro de un comerciante) de El Conde Lucanor.
Defiende la división de la sociedad en tres estamentos: bellatore -los que luchan: guerreros, oratore -los que rezan: clero e laboratore -los que trabajan:-campesinos y artesanos.
Según él, el poder real proviene de Dios y debe ser siempre respetado. Rechaza discutir con herejes, y presenta una devoción sentimental por la Virgen.

Sus escritos

El periodo de mayor actividad literaria de Don Juan Manuel puede situarse entre 1325 y 1335. Pero no todas sus obras se han conservado, aunque puso especial empeño para ello, ya que depositó una copia de las mismas en el convento de Peñafiel, pero un incendio acabó con algunas de ellas.
Sus textos conservados nos han llegado en copias mediocres, con erratas.


No obstante, conocemos el título de todos sus libros debido a la lista que el propio Don Juan Manuel incluyó en el prólogo de El conde Lucanor (1335).

EL CONDE LUCANOR


Con El conde Lucanor nos hallamos, con razón, ante la obra más famosa del autor.


Pertenece a la tradición de cuentos medievales. El hilo argumental es la conversación mantenida por el Conde y su consejero, que es lo que da unidad a los 51 cuentos. Esta es la primera parte y más conocida, con estilo sencillo y natural. Después le siguen otras cuatro partes de un carácter más complicado, distorsiona la sintaxis, utiliza palabras de doble significación, juegos de palabras, etc.


En todos ellos, en los 51 exempla de la primera parte, son protagonistas Patronio y Lucanor.


La estructura de todos los exempla es la misma, y se basa en el método de preguntas y respuestas:


1. Diálogo inicial donde el Conde plantea un problema a Patronio.


2. Éste le responde con un cuento del que se desprende una enseñanza.


3. Aplicación de esa enseñanza al caso concreto del conde.


4. Se introduce el propio Don Juan Manuel para aprobar su eficacia.


5. Versos finales que encierran el contenido del cuento y enlazan con la literatura didáctica de sentencias.


Don Juan Manuel quiere dar soluciones a todos los problemas que se le puedan plantear al hombre; así, los exempla no tienen valor literario en sí, sino que sirven de ilustración de una doctrina: vivir con mesura.


En el lector actual este sistema de valores se ve trastocado por completo, puesto que el acercamiento a la obra no se hace por la enseñanza que se desprende de el la, sino por el entretenimiento que los cuentos proporcionan.




 

 

 

 
Página de El conde Lucanor,

en la Biblioteca Nacional de Madrid


 

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