jueves, 17 de marzo de 2011

La mente y el reflejo - Chang Shiru y Ramiro Calle



Nuestra mente genera sus propias creaciones y luego creemos que son reales. A veces nos llenan de angustia y malestar, la misma angustia y malestar que experimentó Du Shuan, que era el secretario de un magistrado. Con motivo de las fiestas, el magistrado invitó a su casa a su secretario y le ofreció una copa de licor. Un arco que había en la pared se reflejaba en la copa y el secretario creyó que había una serpiente dentro de la misma, pero no podía desairar al magistrado. Sacando fuerzas de flaqueza, aunque aterrorizado, se bebió el contenido de la copa. Luego se fue a su casa.

Le esperaba una noche terrible. Empezó a sentir la serpiente mordiéndole las entrañas y, por muchos medicamentos que tomó, no pudo eliminar el dolor de estómago que le abatía.

Pasaron unos días. Du Shuan seguía enfermo. El magistrado, extrañado por su ausencia, fue a visitarle.

-¿Qué enfermedad padece?- preguntó.


El secretario repuso: -Seré sincero, señoría. No sé si es la serpiente que me tragué y no logro evacuarla o simplemente el terror que sentí al tragármela. Pero el caso es que no desaparecen las náuseas y los dolores.

El magistrado volvió a su casa y se puso a reflexionar sobre el tema. La luz se hizo en su mente y mandó traer rápidamente a su secretario. Entonces, en el mismo lugar que días atrás lo hiciera, le ofreció una copa de licor. De nuevo el reflejo del arco parecía una serpiente en la copa del invitado, que, aterrorizado, se echó hacia atrás como si hubiera visto la cara del mismo diablo.

-Solo es el reflejo del arco que hay detrás de usted – dijo el magistrado. Su mente, mi fiel amigo, le ha jugado una mala pasada.

Desapareció el espanto y un día después el color había vuelto al rostro de Du Shuan.


Chang Shiru y Ramiro Calle
101 cuentos clásicos de la China

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